Buenos Aires-. En el marco de un escenario de desconfianza por la caída del Silicon Valley Bank (SVB) y el Signature Bank en Estados Unidos, y el rescate del Credit Suisse, llegó un nuevo desplome en la cotización de los bancos europeos, en especial la del alemán Deutsche Bank, cuyas acciones cayeron hasta un 14%.

Si bien el Deutsche Bank estuvo implicado en diversos escándalos en la década pasada, la firma comenzó una fuerte reestructuración en 2019 que apuntaba a reducir costos y mejorar márgenes, lo que la llevó a encadenar diez trimestres consecutivos de ganancias.

Las acciones del Deutsche Bank cayeron hasta un 14%

El motivo de su desplome se dio ya que, el coste de asegurar su deuda contra el riesgo de impago subió a su nivel más alto en cuatro años. El índice paneuropeo STOXX 600 perdió un 1,4%, pero aún cerró la semana al alza.

A pesar del buen estado financiero del banco y la decisión de amortizar anticipadamente US$ 1.500 millones en un bono subordinado de nivel 2 con vencimiento en 2028 para llevarle confianza a los inversores sobre la fortaleza de su hoja de balance, el mercado reaccionó de forma adversa tras las subas registradas en los últimos días.

«Tras lo ocurrido con Credit Suisse el pasado fin de semana, los inversores no quieren aferrarse a posiciones que hayan suscitado preocupación, por lo que salir de tales posiciones es probablemente lo que estamos viendo con Deutsche Bank», dijo Paul van der Westhuizen, «y, por supuesto, se puede ganar dinero si se está en el lado correcto de una sobrerreacción en las acciones».

El jefe de estado alemán, Olaf Scholz, afirmó en una conferencia de prensa que Deutsche Bank es una entidad «rentable» por lo que «no hay razón para estar preocupados», pese a la caída de su cotización en bolsa. La entidad financiera, precisó que reembolsará los bonos al cien por cien de su valor nominal «con los intereses devengados hasta la fecha de amortización».

Por su parte, la presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, reiteró a los jefes de Estado de la Unión Europea (UE) que el conjunto de instrumentos del BCE está «plenamente equipado» para proporcionar liquidez al sistema financiero en caso de que fuera necesario.

Asimismo, afirmó que el sector bancario europeo es «resistente» porque tiene posiciones sólidas de capital y liquidez, además de haberse ajustado a todas las reformas regulatorias acordadas internacionalmente tras la crisis financiera mundial del 2009.

Los bancos europeos cayeron un 3,8%, culminando su tercera semana de descensos, luego de que la quiebra de los bancos medianos estadounidenses y las turbulencias en Credit Suisse pusieran de relieve los crecientes riesgos para el sector tras el endurecimiento de las condiciones financieras.

El banco austriaco Raiffeisen Bank International perdió un 7,9% después de que Reuters informara que el Banco Central Europeo estaba presionando a la entidad para que deshiciera su negocio altamente rentable en Rusia.