Buenos Aires.- El ministro de Economía Sergio Massa cerró filas con los principales banqueros, fondos de inversión privados y operadores de bolsa, con el objetivo de evitar una corrida cambiaria brusca en el corto plazo, garantizarles una provisión de dólares que sirva para estabilizar un tanto la delicada situación financiera y tranquilizar algo a los mercados, harto sensibilizados por la incertidumbre. La jugada de Economía, se asemeja a la figura de la manta corta: saca de un lado para darle a otros lo que escasea, trata de conjurar un riesgo inminente pero abre otros a mediano plazo.

Técnicamente, Economía, dispuso pesificar bonos en dólares del sector público, básicamente los que guarda la Anses bajo el rótulo de «Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS)», que son la cobertura del sistema jubiliatorio para hacer frente a cualquier cimbronazo de la economía. La mayor parte de ese FGS deberá cederlos al Banco Central -que a su vez lo pondrá a disposición de los bancos y fondos de inversión- a cambio de un denominado «bono dual» en pesos; es decir, a cambio de papeles impresos del Tesoro cuyo valor, ya se sabe, suele depreciarse con celeridad en una economía que ya no cree en su propia moneda.

De un lado banqueros, fondos de inversión y operadores de Bolsa. Enfrente, el ministro Massa y su equipo. En una hora se gestó la transferencia de fondos del sistema jubilatorio y otros del sector público, al sistema bancario, para conjurar una corrida del dólar.

Para analistas de tinte opositor, esta «pesificación» obligatoria es lisa y llanamente una confiscación del fondo de jubilaciones y pensiones que deja a la intemperie al sistema previsional; y explican que desde que se creó ese fondo «antisísmico» para poner a resguardo los haberes del sector pasivo, nunca antes el propio Estado se atrevió a apropiarse del mismo, cambiándolos por «papeles» del BCRA. Integran el FGS un conjunto de activos financieros que administra la Anses desde que fue creado, en 2007, hacia el final del gobierno de Néstor Kirchner, luego del traspaso de las AFJP al actual sistema de reparto.

En tanto que para especialistas técnicos más independientes es una «jugada muy arriesgada» que puede tranquilizar el mercado en lo inmediato pero que no resuelve para nada el problema de fondo, que es la escasez -alarmante- de divisas en el BCRA. Obviamente, para los funcionarios del Gobierno se trata de una medida necesaria para levantar una «pared» frente al riesgo de corrida del dólar, que se estaba incubando día a día.

Las entidades financieras se mostraron optimistas ante la propuesta de canje de deuda de títulos del sector público nacional que lanzó Economía, porque vislumbran que ahora tendrán herramientas financieras para operar sobre las cotizaciones de dólares bursátiles en momentos en que se esperan mayores tensiones cambiarias por la caída de ingresos a causa de la magra cosecha.

Todo se gestó muy rápido, en cuestión de horas. Cuando volvió de la reunión del BID en Panamá el ministro Massa ya sabía que el Fondo Monetario Internacional estaba demorando el depósito contable de los dólares necesarios para pagar vencimientos y que aquí la situación era muy delicada: la divisa norteamericana se disparaba hasta rozar los $400 por unidad, los dólares financieros a futuro otro tanto y el riesgo país volvía a subir sin pausas cada día. Traducido: la incertidumbre se transformaba en desconfianza… (de una señal mala, a una muy mala).

Había que actuar. O devaluación fuerte, lo que hubiera hecho implosionar definitivamente la coalición de Gobierno; o manotear alguna caja con dólares de reserva para salir del paso. Consultó con Cristina Kirchner, decidió con los más cercanos de su equipo y luego le comunicó la decisión al Presidente.

Finalmente, este miércoles a la mañana Massa y sus funcionarios se reunieron en el salón Belgrano del Palacio de Hacienda, durante 50 minutos, con los representantes de la banca y los fondos de inversión (el capitalismo financiero más recalcitrante, dirían los ultra kirchneristas) y allí blanquearon el trazo grueso de las nuevas medidas: canje de bonos obligatorio para el sector público y subastas de títulos en dólares para los privados, para que así puedan afrontar el temido contado con liquidación (CCL). Las licitaciones no serán inmediatas ni empezarán con grandes volúmenes, sino que será un «proceso paulatino», convinieron.

Algunos de los privados que participaron del encuentro quedaron satisfechos. Tuvieron la sensación de que, aún cuando todavía faltaba conocer la «letra chica» del esquema, la medida puede servir en un corto plazo como herramienta de estabilización” para eludir el riesgo de una «corrida cambiaria contra los dólares paralelos (contado con liqui y dólar MEP, los dos más desestabilizantes porque impactan sobre el futuro inmediato de la macroeconomía)«.

Comentaron por ejemplo que se está hablando de volcar en el mercado del CCL alrededor de USD 35.000 millones, a valor nominal, con bonos en dólares que deberá ceder el sector público. Si eso es así y el mercado confía (o sea, los particulares y las empresas),se despejaría el riesgo de un salto pronunciado devaluatorio en estos meses preelectorales. Lo sintetizó así el presidente de la Bolsa de Comercio, Adelmo Gabbi, uno de los asistentes: «va a ser positivo» porque «habrá más oferta que demanda».

Massa, también el resto del Gobierno, se conformarán con lo mínimo: un respiro para las próximas semanas cuando se haga mucho más notoria la escasez de divisas dado que disminuirá considerablemente la liquidación de la cosecha de soja a consecuencia de la sequía.

Quiénes estuvieron en Economía

En el encuentro estuvieron presentes Jorge Brito (Banco Macro), Alejandro Butti (Banco Santander), Pablo León (gerente financiero Banco Galicia), Carlos Heller (Banco Credicop), Carmen Morillo (CFO BBVA), Ernesto Allaria (presidente BYMA), Roberto Olson (grupo MAE) y Adelmo Gabbi (Bolsa de Comercio).  

También participaron Juan Politi (Allaria Ledesma), Julio Merlini (Balanz), Miguel Canale (PPI), Valentín Canale (Cámara Argentina de Fondos), Francisco Gismondi (ADEBA), Claudio Cesario (ABA), Sebastián Negri (CNV), Alejandro Massa ( AVIRA), Paula Maretto (ADIRA), Eduardo Felizzia (ADEAA), y Héctor Wiersma y Marcelo Becerra (banco La Rioja).

El ministro Massa estuvo rodeado con los principales de su equipo: los secretarios de Política Económica, Gabriel Rubinstein y de Finanzas, Eduardo Setti; el jefe de gabinete de asesores, Leonardo Madcur; y el titular del INDEC, Marco Lavagna, entre otros. Y también el presidente del BCRA Miguel Pesce y el gerente general Agustín Torcassi.

Los mercados a la baja pero expectantes

Tras conocerse el trazo grueso de las medidas y a la espera de la parte resolutiva, los mercados reaccionaron con expectativa. En la city porteña el dólar blue bajó a $391 en la punta vendedora ($395 en Mar del Plata y la zona), después de haber orillado los $ 400 el día anterior; mientras que las cotizaciones financieras también operaron con caídas. No obstante, todavía el paralelo está por encima del máximo histórico de enero pasado de $386.

El BCRA terminó su participación con ventas por US$ 140 millones para asistir la demanda en el mercado, en el que se registraron compras de YPF por US$ 20 millones y pagos de importación de energía por unos US$ 40 millones. Aunque el dato más preocupante sigue siendo que el Central sigue perdiendo reservas: en marzo ya vendió US$ 1.371 millones, y lo que va del año acumula US$ 2.431 millones de ventas netas en el mercado.