Mar del Plata, Buenos Aires.- «Mucho cacarean con los precios justos, mucho de precios cuidados, mucho control en las góndolas y todo eso…, pero lo único cierto es que las cosas nos siguen aumentando todos los días y nosotros ya no sabemos qué hacer, sea verano, sea invierno…». Así de quejoso, casi al borde del grito enfurecido, un comerciante de barrio en Mar del Plata graficó el momento que le toca vivir cuando Informar.ar le preguntó si sabía a cuánto va a vender el pan, luego del anuncio de que va a volver a aumentar en los próximos días.
Sin embargo, se sabe que en Mar del Plata, hasta el momento, los precios no se van a modificar. El anuncio concreto del aumento en la Provincia fue formulado el jueves por industriales panaderos de importantes municipios del conurbano bonaerense y de la Ciudad de Buenos Aires: desde este lunes 6 de febrero el precio del kilo de pan debería venderse entre $460 y $480, con incrementos de entre 6 y 10% según el caso.
«Lamentablemente no nos queda otra alternativa, ante los reiterados aumentos que venimos sufriendo en las tarifas de energía, combustibles y materias primas», explicó Martín Pinto, presidente del Centro de Industriales Panaderos de la localidad bonaerense de Merlo. Y agregó: «Tuvimos que tomar esta determinación para seguir cuidando nuestra industria, nuestras pymes y la fuente de trabajo de los panaderos».


Los principales aumentos que sufrieron en el último tiempo corresponden a las tarifas de electricidad y gas, además de los combustibles, según indicaron los representantes del sector en un comunicado de prensa. De todas formas, el kilo de pan ya se venía comercializando a $500 en amplias zonas del conurbano bonaerense y de la Ciudad de Buenos Aires.
De acuerdo con ese comunicado, los centro de panaderos que ya adhirieron a la medida son los de Quilmes, Florencio Varela, Moreno, General Rodríguez, Marcos Paz, Las Heras, Exaltación de la Cruz, Campana y Zárate , entre otros (sin contar a varios más que no lo firman públicamente pero lo aplican igual).
«Hacemos un llamado a los sectores empresarios y las autoridades del Gobierno para que frenen los incrementos, porque las subas de precios significan restricciones y bajas en el consumo y eso, en el corto y mediano plazo, significa cierre de panaderías y despidos de personal, algo que queremos evitar», aseguró el dirigente de la industria panadera.
¿Y qué va a pasar en Mar del Plata, dónde todavía rigen los precios acordados en octubre pasado (con entre 10 y 15% de aumentos respecto del comienzo del otoño de 2022)? Normalmente los elaboradores locales de pan y facturas acompañan la tendencia, pero siempre en menor medida que lo que se anuncia desde el área metropolitana.
En Mar del Plata y la zona
Este viernes, luego de analizar el comunicado de sus pares del Gran Buenos Aires y de consultar con sus pares locales, el referente marplatense del Centro de Industriales Panaderos Carlos Monzón adelantó que en General Pueyrredon por ahora seguirán con los mismos precios, sin aplicar los aumentos anunciados. En Mar del Plata y localidades vecinas, desde fines de octubre pasado los precios sugeridos giran en torno a estos valores: $380/400 para el kilo de pan francés, flautitas, miñones o milonguitas y $900 para la docena de facturas.
El pan rallado pasó a venderse a $250 el cuarto kilo, y los bizcochitos de grasa a $ 500 pesos, mientras que el kilo de masas finas subió hasta $3000. Estos valores son estimativos para todas las panaderías asociadas al Centro (no así para muchos otros despachos de pan), de manera que en numerosos locales se observan precios más económicos y también más costosos.
En aquel momento, cuando validó esos precios de referencia que modificaban -al alza- los anteriores, vigentes desde junio-julio, el Centro marplatense justificó los aumentos por el costo de la harina y de otros insumos. Más o menos como ahora están argumentando los industriales de la Provincia.
La inflación que se viene
Según el esquema de aumento de los precios de la nafta y el gasoil acordado a través del programa Precios Justos, los combustibles tendrán un incremento de 4% durante febrero y otra suba de 3,8% en marzo. En cuanto a los costos de la energía, los usuarios residenciales de luz, comprendidos en los niveles 1 de ingresos altos y 3 de ingresos medios, percibirán en sus facturas un incremento promedio de 14% en el servicio eléctrico.
Por su parte, las facturas de gas aún tienen incrementos tarifarios pendientes de definición. Según adelantó la secretaria de Energía, Flavia Royón, durante 2023 habrá una única actualización en el costo del insumo de 28,3% para aquellos usuarios que perciban ingresos altos y medios.
Pero además y ya entrando de lleno en los precios de los productos alimenticios de consumo masivo, está el coletazo de la sequía que golpea fuerte las intenciones del Gobierno por desacelerar la inflación. Un indicador al que le prestan mucha atención no solamente en el Ministerio de Economía, sino también en la Casa Rosada, en el Instituto Patria y en el principal despacho del Senado, es el de los precios al por mayor de frutas y verduras en el Mercado Central.
Allí se observan aumentos del 20% en promedio, aunque con diferencias (en más y en menos) según el tipo de producto. Igual, el promedio es una preocupación adicional ya que los valores del Mercado Central son referencia ineludible para los comerciantes minoristas del conurbano y el interior bonaerenses que van a abastecerse de mercadería para sus clientelas locales.
Observan en Economía que durante enero -cuyo índice inflacionario se conocería la semana entrante- esos aumentos en frutas y verduras sólo llegaron parcialmente a los centros minoristas de cercanía y supermercados: promediaron 13,7% en general. De manera que ya para empezar febrero, como mínimo hay 7% de arrastre de incrementos de precios en esos productos, que «compiten» con pescados y mariscos (subas superiores a 17% en enero) y con la carne (9,5% en promedio) entre los rubros más demandados por las familias para alimentarse.
En este contexto, donde confluyen aumentos autorizados con otros «por las dudas» imposibles de neutralizar, programas de control de precios fracasados y medidas de emparche en materia de subsidios, la tendencia sigue siendo que la inflación del verano se alejará cada vez más de las metas auto impuestas por el ministro Sergio Massa de llegar a abril con un índice de costo de vida inferior al 4%.